Nutrición y procesos inflamatorios

Hidratación como un agente emergente evaluador de estado antiinflamatorio

Ascensión Marcos, Noemí Redondo, Alina Georghe, Andreu Prados, Esther Nova

Instituto de Ciencia y Tecnología de los Alimentos (ICTAN). Madrid, España

La hidratación junto con la actividad física y el ejercicio es parte de un estilo de vida saludable, siendo un factor clave para mejorar la salud. Sin embargo, tanto las deficiencias como los excesos pueden ser dañinos para el mantenimiento de la salud a cualquier edad (1). El agua es esencial para la supervivencia del organismo y la prevención de la deshidratación (2,3). Además, el agua es el medio por el cual tienen lugar diversos procesos fisiológicos además de reacciones bioquímicas, trasporte de sustancias a través de membranas, la regulación de la temperatura y la función circulatoria (1). En la actualidad hay una gran controversia en relación con la cantidad necesaria de la ingesta de líquidos para conseguir un nivel adecuado de hidratación. Asimismo, no está claro cuál es el mejor modo de poder medir la hidratación en humanos con el fin de conocer hasta qué punto una persona puede estar en riesgo de tener deshidratación y cómo prevenirlo en cualquier intervalo etario (1). En general, la provisión de agua es beneficiosa en aquellas personas que manifiestan un déficit, pero todavía no se conoce bien sobre el posible beneficio que podría causar una cantidad adicional de agua en individuos adecuadamente hidratados. Los grupos de población que tienen más susceptibilidad a mostrar deshidratación en condiciones normales son los niños, los mayores y deportistas amateur o profesionales que practican ejercicio con regularidad. La deshidratación puede influir negativamente sobre varios sistemas orgánicos, incluyendo el rendimiento físico y cognitivo, la función gastrointestinal, renal, cardiaca y la respuesta hemodinámica, así como sobre el estado de la piel. Además, hay una clara evidencia que indica cómo la hidratación adecuada reduce el riesgo de alteraciones de uroitiasis y broncopulmonares (3). El estado de hidratación podría afectar también el sistema inmunitario, aunque los mecanismos implicados no estén clarificados completamente. Un posible mecanismo propuesto es que la hidratación intestinal parece regular las interacciones entre el epitelio y la microbiota, lo que podría influir sobre la funcionalidad del sistema de defensa. Se comienzan a detectar indicios sobre la actuación de la hidratación sobre los procesos inflamatorios. Existen todavía muy pocos estudios que evalúen la posible conexión entre citoquinas y el estado de hidratación en humanos. De hecho, los adultos deshidratados presentan concentraciones altas de algunas citoquinas proinflamatorias en suero. La hipótesis posible es que dichas citoquinas como la IL-6, IL-1, TNF-α; puede regular el estado de hidratación, ya que transmiten información al hipotálamo, donde se sintetiza la vasopresina (4). Esta hormona juega un papel clave en la homeostasis del agua a través de su función en la regulación osmótica. En un estado de deshidratación e hiperosmolalidad, se reduce la excreción renal de agua junto con una secreción masiva de vasopresina, lo que induce un descenso de la pérdida de agua por orina (5). Hay evidencia que algunas cepas bacterianas interaccionan con el sistema inmune del huésped dando lugar a cambios en la producción de citoquinas, títulos de inmunoglobulinas y recuentos de linfocitos (6). Estas respuestas sistémicas podrían ser debidas a la actuación de las células dendríticas, ya que pueden transportar antígenos luminales hacia nódulos linfáticos locales, antígenos presentados a células inmunes naïve y activar las respuestas efectoras de las células B, T-helper y T- reguladoras, que activarán la liberación de un perfil diferente de citoquinas (7). En resumen, ya que la microbiota intestinal puede tener un papel en la hidratación de la mucosa y el sistema inmunitario, el equilibrio entre los grupos bacterianos a nivel del colon podría funcionar como un factor importante en el estado de hidratación y la inmunidad. Por todo ello, parece ser que el estado de hidratación puede ser clave en el desarrollo de los procesos de inflamación ya que su déficit o alteración se puede detectar a través de la evaluación de la comunidad bacteriana y la función inmune. Referencias.1.- Marcos A, Manonelles P, Palacios N, Wärnberg J, Casajús JA, Pérez M, et al. Physical activity, hydration and health. Nutr Hosp. 2014; 29(6):1224- 39. 2.- Bossingham MJ, Carnell NS, Campbell WW. Water balance, hydration status, and fat-free mass hydration in younger and older adults. Am J Clin Nutr 2005; 81(6):1342- 50. 3.- Popkin BM, D’Anci KE, Rosenberg IH. Water, hydration, and health. Nutr Rev 2010; 68(8):439-58. 4.- Plaza BL, Weber TK, Bermejo LM, Milla SP, Sarrión D, Ariza MJ, et al. Adequate hydration status promotes a lower croncentation of proinflammatory cytokines in healthy adults. Rev Esp Nutr Comunitaria. 2014; 20(Supl. 1):20-25. 5.- Ghorbel MT, Sharman G, Leroux M, Barrett T, Donovan DM, Becker KG, et al. Microarray analysis reveals interleukin-6 as a novel secretory product of the hypothalamo-neurohypophyseal system. J Biol Chem. 2003; 278(21):19280-5. 6.- Kemgang TS, Kapila S, Shanmugam VP, Kapila R. Cross-talk between probiotic lactobacilli and host immune system. J Appl Microbiol. 2014 Aug;117(2):303-19. doi: 10.1111/jam.12521. Epub 2014 May 14. 7.- Hord NG. Eukaryotic-microbiota crosstalk: potential mechanisms for health benefits of prebiotics and probiotics. Annu Rev Nutr 2008; 28:215-31. doi: 10.1146/ annurev.nutr.28.061807.155402. Review.