Comunicaciones Orales

CO129. DIAGNÓSTICO NUTRICIONAL EN EL MARCO DE UN PROGRAMA EDUCATIVO EN UNA ESCUELA PÚBLICA ARGENTINA

Sandra Nora Blasi1, Alberto Arribas1, Andrea Alvarez1, Florencia Spirito1, Patricia Elmeaudy1

1 Fundación Garrahan, Buenos Aires, Argentina.

Introducción: La situación alimentario nutricional en la Argentina refleja una prevalencia creciente de sobrepeso y obesidad en el contexto de una alimentación con suficiencia calórica pero deficitaria en nutrientes. La educación nutricional constituye una estrategia de prevención clave y los niños en edad escolar constituyen un grupo prioritario de abordaje. Estas razones fundamentan la implementación de un programa educativo con una estrategia innovadora de sensibilización lúdica en una escuela pública. Se realizó en una primera etapa el diagnóstico de situación antropométrica y alimentaria de niños de quinto grado, destinatarios de la actividad educativa y del personal docente. Metodología: Estudio descriptivo, de análisis cuali-cuantitativo. Como parte del diagóstico de situación se tomaron medidas antropométricas y se administró un cuestionario de frecuencia de consumo semanal de alimentos a alumnos de quinto grado y personal docente. Resultados: Evaluación antropométrica: Niños (n 82): mediana de edad 10,7 años (10-13,5). Sólo 3,6% presentó baja talla y 39% se identificó con sobrepeso y obesidad. No se observó bajo peso. No hubo diferencias significativas según sexo. Personal docente (n16): mediana de edad 43 años (30-49). 75% presentó sobrepeso y obesidad. Cuestionario de frecuencia de consumo: Niños (n 81): 59,3% consumía gaseosas y jugos diariamente. 44,4% consumía verduras menos de 3 veces por semana y solo 14,8% diariamente. Sólo 44,4% refirió consumo diario de lácteos. 56,8% consumía golosinas diariamente. Personal docente (n17): 70,6% consumía gaseosas y jugos diariamente. 76,4% refirió consumir verduras menos de 5 veces por semana. Sólo 52,9% refirió consumo diario de lácteos. Conclusiones: La prevalencia de sobrepeso y obesidad y los hábitos alimentarios observados en los niños y personal docente justifican la implementación de programas educativos sostenibles.