Conferencias

Desafios para lograr una alimentación saludable y nutrición sustentable en América Latina

Ricardo Uauy

INTA, Universidad de Chile, Santiago, Chile

Las enfermedades crónicas no transmisibles (ECNT) relacionadas con la alimentación y nutrición constituyen un problema creciente a nivel mundial y son la principal causa de muerte en la region de América Latina. Su desarrollo se relaciona con los cambios sociales y económicos que han permitido mejorar el nivel de vida de gran parte de la población. Destacan la mejoría en el saneamiento ambiental, que ha producido entre otros resultados, una disminución de las enfermedades infecciosas, una disminución de la mortalidad infantil y una mejoría en la expectativa de vida de la población. Sin embargo y al mismo tiempo, los cambios de la sociedad así como el aumento de los ingresos ha producido modificaciones en el consumo de alimentos y en el estilo de vida de las personas. Se ha favorecido la ingesta de productos con una alta densidad energética, rica en grasas, sal y azúcar, baja en fibra dietética y calcio, observándose además un bajo consumo de cereales integrales, leguminosas, y otras fuentes de fibra como frutas y verduras. El resultado final ha sido una tendencia creciente al desarrollo de de enfermedades crónicas no transmisibles (ECNT) relacionadas con la nutrición y alimentación tales como obesidad, hipertensión arterial, diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares, algunos tipos de cáncer, y osteoporosis. Estos problemas nutricionales, asociados al cambio en la composición nutricional de los alimentos y al desequilibrio entre la ingesta energética y el gasto de energía., es decir, a cambios en la dieta y la actividad física, son las que explican la mayor parte del incremento de estas enfermedades, las que han alcanzado proporciones epidémicas en los últimos años. Así, ellas son más bien el resultado de modificaciones ambientales que de variaciones genéticas de la población. Esta afirmación deriva de la observación de la tendencia de éstas ECNT, cuyo aumento se evidencia sólo en los últimos quince años, período donde no se han observado movimientos migratorios que expliquen cambios en la genética de los grupos poblacionales. Se debe tener presente que el crecimiento económico, necesario para garantizar los recursos materiales y humanos necesarios para luchar contra las carencias nutricionales y la falta de alimentos, ha tenido beneficios pero tambien efectos adversos en salud. Esto, porque desde el punto de vista nutricional, se puede verificar un aumento de la disponibilidad de alimentos de origen animal y de alimentos procesados, altos en grasas saturadas, ácidos grasos trans, azúcares y además con un bajo aporte de fibra dietética, en resumen, una mayor disponibilidad de alimentos de alta densidad energética ricos en grasas saturadas y trans, algos en carbohidratos simples, altos en sodio bajos en calcio y potasio co-existen con una menor disponibilidad de alimentos protectores ricos en fibra dietaria, con aportes de grasas saludables omega n-3 y n-6, y de macro y micro nutrients como Ca, Fe y Zn y vitaminas como B12 y ac fólico. El crecimiento económico ha modificado además las actividades diarias, el trabajo, produciendo cambios en los patrones de actividad física, ya que el desarrollo tecnológico que acompaña al desarrollo económico reduce la mano de obra física disminuyendo el gasto de energía diario. Los cambios alimentarios observados han llegado a neutralizar o incluso invertir la relativa protección que ofrecen la dieta tradicional chilena, especialmente, en los sectores más pobres. Una explicación a esta observación es que los sectores más pobres de la sociedad tienen más probabilidades de cambiar su alimentación y los patrones de actividad física, porque no tienen las habilidades y conocimientos necesarios para resistir los cambios adversos del medio ambiente, o porque carecen de las condiciones materiales necesarias para hacer uso de este conocimiento. Diversos estudios muestran que la urbanización se asocia a menudo con el abandono de la dieta tradicional, y su reemplazo por alimentos envasados o procesados. Del mismo modo, la migración del campo a la ciudad y el aumento del ingreso, hace que las personas de las zonas rurales tiendan a ser menos activas físicamente y adopten más fácilmente una dieta con alimentos de alta densidad energética, altos en grasa, azúcar y sal. Es frecuente el aumento en el consumo de comida rápida que favorece el exceso de energía y el aumento de la prevalencia de las ECNT relacionadas con la nutrición. Sin embargo, el proceso de urbanización en sí mismo no es responsable de las consecuencias negativas, porque con un apoyo educativo adecuado y la promoción de la alimentación saludable puede ser posible modificar el tipo de alimentación y el sedentarismo. Los ingresos son el principal factor determinante de la demanda de alimentos. Esto es evidente por los datos de la FAO sobre los diferentes países y regiones. Cuanto más alta es el ingreso, mayor es la disponibilidad de energía, mayor es el consumo de productos de origen animal (carne y productos lácteos), y menor el consumo de cereales y carbohidratos complejos. La cantidad de azúcar, grasa total, y las grasas animales que se consumen también aumenta a medida que los ingresos aumentan, conduciendo a una dieta con una densidad energética más alta. La reducción en la ingesta de fibra y hortalizas completa un modelo de alimentación que, junto con la falta de actividad física, la nutrición promueve el desarrollo de estas enfermedades. Si bien los datos de estas encuestas no permiten evaluar el consumo individual, a menos que la información se aplique a una familia típica, si permiten examinar la prioridad que los más pobres y las familias más ricas asignan al gasto en alimento.