Nutrición en el embarazo

Actividad física y embarazo

Ana María Pérez Cisneros

Centro de Atención Nutricional Infantil Antímano (CANIA), Caracas, Venezuela

Introducción/Objetivo: La práctica de actividad física continua aporta enormes beneficios para la salud en todas las etapas de la vida, en especial durante el período de la gestación. Conocer los beneficios, indicaciones y riesgos que dicha práctica tiene durante el embarazo es fundamental para garantizar el bienestar y seguridad del binomio madre-hijo al igual que las características que debe tener, las cuales se asocian a la frecuencia, intensidad, tiempo y tipo de actividad física (FITT, por sus siglas en inglés). Desarrollo: En la actualidad, inadecuados hábitos de alimentación e inactividad física han incrementado la incidencia de enfermedades metabólicas y exceso de peso en la población a nivel mundial; estos riesgos se ven con mayor preocupación en embarazadas, donde las tasas de inactividad física oscilan entre 64% y 91%, siendo mayor en el tercer trimestre del embarazo (1). La inactividad física durante la gestación, se asocia con un mayor riesgo de complicaciones en las madres y sus hijos. En el recién nacido se sabe que aumenta el riesgo de parto pretérmino, peso bajo al nacer, ingreso a unidades de cuidados intensivos neonatales, restricción del crecimiento intrauterino o por el contrario macrosomia, cesárea o parto distócico asociado a ganancias de peso inadecuada de la madre durante la gestación, mayor incidencia de hipertensión arterial, pre eclampsia y diabetes gestacional (1-3). Estudios realizados, establecen que el ejercicio físico aporta innumerables beneficios para el periodo del embarazo, parto y postparto en mujeres independiente de su estado nutricional (1,3), entre los que destacan la disminución de las molestias causadas por las modificaciones fisiológicas (hormonales, metabólicas y anatómicas) del embarazo además de reducir la presencia de problemas psicológicos como ansiedad o depresión (2). Las recomendaciones actuales de actividad física están dirigida a gestantes sanas, sin patologías asociadas. Se aconseja realizar un ejercicio físico de ligera a moderada intensidad, en un tiempo 30 a 40 minutos, con una frecuencia mínima de 3 a 5 veces por semana a partir del segundo trimestre, que busca mantener una adecuada condición física durante todo el embarazo (1-5). El tipo de actividad física recomendada debe ser de bajo impacto, como caminatas, bicicleta estática, natación y ejercicio aeróbico. Debe evitarse todo tipo de actividad física con riesgo de caída, posturas difíciles, así como aquellos cuya condición medio-ambiental sea peligrosa, como baja concentración de oxígeno, alta presión atmosférica y de temperatura (1-5). Lo ideal es diseñar un programa de ejercicio individualizado, según el mes de gestación y la condición médico-nutricional. Las mujeres que practicaban ejercicio de forma habitual previo al embarazo, pueden continuar con su programa de ejercicio, sin que ello afecte al crecimiento o desarrollo fetal, ni complique la gestación (3,5). Los ejercicios realizados en medios acuáticos son más seguros y ofrecen múltiples beneficios; previenen lesiones en las articulaciones, facilitan el movimiento, disminuyen la demanda de oxígeno, mejoran la circulación y el drenaje linfático, fortalecen la musculatura, reducen los edemas y favorecen el trabajo de la respiración de un modo consciente. Esto último, de gran utilidad en el momento del parto, ya que reduce el esfuerzo en el momento de dar a luz y aumenta el umbral del dolor, asociado a liberación de endorfinas producidas durante la actividad física (1). Es fundamental una adecuada hidratación antes, durante y al finalizar la actividad en cualquier circunstancia. Conclusiones El organismo de la mujer durante el embarazo debe adaptarse a una serie de cambios fisiológicos, metabólicos y estructurales que en ocasiones pueden conllevar a procesos patológicos, afectando la calidad de vida de la gestante. Un programa de ejercicio durante la gestación puede facilitar la adaptación de la mujer a su nuevo estado, prevenir el desarrollo de enfermedades y por ende mejorar su calidad de vida. Es fundamental que este programa de ejercicio se adapte a las necesidades de cada embarazada; el cual debe estar dirigido por personal calificado y siempre bajo supervisión médica. Referencias: 1.Aguilar Cordero, MJ y cols. Actividad física en embarazadas y su influencia en parámetros materno-fetales; revisión sistemática. Nutr Hosp. 2014;30(4):719-726. 2. Miranda, M.D.; Navío, C. Benefits of exercise for pregnant women. Journal of Sport and Health Research. 2013.5(2):229-232. 3.Mottola, MF. Exercise prescription for overweight and obese women: pregnancy and postpartum. Obstet Gynecol Clin N AM. 2009. 36:301-316. 4.ACOG.Committee Opinion Number 267. Exercise During Pregnancy and the Postpartum Period. Washington, DC: The American College of Obstetricians and Gynecologists. 2002. 5. Olson,D; Sikka,RS; Hayman,J; Novak,M; Stavig,C. Exercise in Pregnancy. Current Sports Medicine Reports. 2009. 8 (3): 147-153.