Aspectos sociocultur ales de la alimentación: consideraciones para las intervenciones nutricionales

Aspectos socioculturales presentes en la alimentación y en las políticas alimentarias y nutricionales de Colombia. El caso de la ciudad de Medellín

Luz Marina Arboleda Montoya

Universidad de Antioquia, Medellín, Colombia

Introducción. Al igual que la mayoría de los países pobres, Colombia ha venido ejecutando intervenciones para mitigar el hambre, mediante la instauración de programas alimentarios a nivel local. Una de las ciudades que más programas ha implementado, es Medellín, dado su agravada situación alimentaria por presentar el mayor índice de inequidad en el país, por el continuo flujo de desplazados que recibe como producto del conflicto armado y por el aumento de la violencia en las comunas más populares, con las llamadas fronteras invisibles, que causan desplazamiento de poblaciones a su interior. En esta ciudad, la población que más se ha intervenido, es la escolar y, en la última década, la primera infancia. Los escolares han sido especialmente cobijados por el programa de Restaurantes Escolares, iniciado en los años treinta, y mantiene su vigencia como uno de los programas más importantes de asistencia social en el ámbito local.Este programa no siempre ha considerado referentes socioculturales en el diseño del programa y del complemento alimentario, explorar dicho factor es el objetivo que se persigue en esta comunicación. Desarrollo. La sincronía en la ejecución de los programas de complementación alimentaria no se ha logrado por la deuda en lo relacionado con los aspectos socioculturales de la alimentación, desconociendo no solo el carácter de hecho social total, que tiene la alimentación, sino también, la existencia de un mandato de carácter universal que proclama la necesidad de dicho equilibrio, como la Observación General 12 de la Comisión de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales, del Derecho a una Alimentación Adecuada, que en lo relacionado con los aspectos socioculturales reza: “los alimentos deban ser aceptables para una cultura o unos consumidores determinados”. (PIDESC, 1999: 3). El programa de restaurantes escolares fue creado desde los años treinta del siglo XX, cuando existían casas de caridad sostenidas por las élites, con comedores y talleres de capacitación donde se aprendía alguna labor y donde se buscaba enderezar el camino de estos desafortunados. Con el crecimiento acelerado de la población de Medellín, debido a la llegada de inmigrantes de los municipios cercanos, atraídos por la industrialización, se incrementó en el número de pobres, haciéndose más perentoria la construcción de escuelas públicas que albergaran a los hijos de estas familias. Los restaurantes escolares, sostenidos por el Estado, surgieron como una necesidad de mejorar el rendimiento académico de los niños, y se configuró como un proceso de disciplinamiento, y civilizatorio. En los años setenta, la alimentación en estos programas, empezó a ser concebida desde la dimensión de la nutrición, donde se ofrecía nutrientes para la recuperación de los menores. No obstante, los escolares tienen bien definidas sus preferencias y gustos alimentarios y los referentes de comensalismo, de formas de consumo y alimentos acostumbrados; por eso cuando consumen el complemento alimentario en las instituciones educativas, extrañan estas formas de consumo, el tipo de preparaciones y las combinaciones de los alimentos, exaltándose, en estos aspectos, la dimensión cultural de la alimentación. Para lograr incorporar esta visión se necesitaría empezar a comprender la alimentación como un hecho social total, como un acto presente en la cotidianidad y en la vida social de los grupos poblacionales; comprenderlo como acto humano. Lo anterior solo sería necesario si los programas y el diseño del complemento alimentario no se hace tan solo con fines de calmar el hambre, ni como medicalización de la alimentación, es decir, de pensar solamente en los componentes nutricionales y los beneficios que aporta este complemento a la salud de los sujetos. Por eso en los programas que involucren niños, la lúdica, el gusto y el comensalismo, deberían ser categorías prioritarias, que instauren el comedor más cerca al recreo que al aula de clase. Conclusiones. Los programas de restaurantes escolares, de la ciudad de Medellín, se han instaurado con unos referentes nutricionales, y han dejado de lado aspectos indispensables para que la alimentación se constituya en un acto lúdico, pedagógico, como el comensalismo al consumir el complemento, los gustos alimentarios, los simbolismos atribuidos a la alimentación y las formas de servir y combinar los alimentos suministrados a los menores. Referencias. Calero S. Pedagogías sociales en las prácticas de alimentación: producción de la corporalidad y relaciones de conocimiento (Tesis doctoral). 2012. Universidad del Valle. Recuperado en http://red.antropologiadelcuerpo.com/wp-content/uploads/ Solon-Calero-Cruz-GT4.pdf.Castro, P. (1996). Beneficencia en Medellín 1880-1930. En J. Melo. (Ed.), Historia de Medellín II. Bogotá: Compañía Suramericana de Seguros. ONU. (1999). Observación General 12 del Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (CDESC). Recuperado 6-6-12 de http://www.cetim.ch/es/documents/Anexo-Observaciongeneral12.pdf